Thursday, February 18, 2010

Desde Mi Alacena 4 / La Cocina de tu Infancia


Desde mi Alacena 4

Aún recuerdas la cocina de tu infancia? ¿Quién no, verdad? Yo recuerdo bien la de mi casa y conservo muy gratos recuerdos de ella. Esa primera cocina es para mí fundamental para nuestro desarrollo humano en esta sociedad moderna. Fue en ella donde seguramente tus más gratos recuerdos fueron generándose, poco a poco y día a día. Apuesto que pasabas rutinariamente por ese espacio único y especial de tu casa para mirar lo que cocinaba tu mamá, y me puedo imaginar que te pegaban el mismo grito que a mí por dejar la nevera abierta o por no desechar a la basura el cuartillo de leche que había terminado.

Uno de mis más antiguos recuerdos fue una ocasión en que crucé el pasillo de mi condominio y me aventuré a visitar la cocina de mis vecinos, los Casalduc. Los recuerdo bien. En aquel momento tendría 3 ó 4 años de edad, apenas un piojito curioso.

"Esto es un pimiento morrón." Así lo narraba la señora Casalduc, que ya estaba muy entrada en la tercera edad, dándome la espalda mientras abría una lata del mencionado vegetal. Y yo me encontraba sentadito, con mis brazos sobre la mesa, escuchando a la señora describir minuciosamente las propiedades maravillosas que poseían aquellos pimientos. ¡Dios mío, qué olores!, y qué fuerte y agradable sensación! Aquellos olores del sofrito, con el ajo y el cilantro, arropaban por completo la cocina de la viejita y combinaban con los sonidos banales de la cuchara cuando daba cantazos sobre el borde del caldero. Recuerdo que los olores, los sonidos y el reflejo de la luz sobre el rocío de la media mañana, creaba un verdadero kaleidoscopio de sensaciones para mí, un niño que apenas era un bebé glorificado que acababa de salir de las compotas. Y qué linda aquella señora que se tomaba la molestia de hablarme sobre algo que entonces yo no entendía pero que entre medio de todas aquellas experiencias sensoriales, me hizo continuar mi exploración de aquella cocina que para mí era una total incógnita.

El guiso que la señora preparó aquel día ya es historia y los Casalduc pasaron a mejor vida, pero aquel sencillo detalle de educar a un nino pequeño apenas en formación, caló profundo en mí. Su explicación no fue en vano, ni tampoco fue rechazado por oídos distraídos. Esa es parte de mi vida y de mi formación, tal como lo es la cocina para mí: la molécula esencial de mi razón de ser.

© 2010 Mauricio Jimenez / all rights reserved

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