Thursday, February 18, 2010

Desde mi Alacena III / Saliendo a comer


!Ahhh, el arte del buen comer! Qué bueno es cuando llega el fin de semana cuando ya uno está harto de cocinar y de fregar, que lindo ese "feeling" que uno tiene cuando ya son las tres de la tarde del viernes, con el cheque ya depositado en la cuenta y sabes que vas a salir a comer a la calle. Qué bueno es saber que alguien va a cocinar y recoger por tí, que un profesional te va a atender a la mesa y lo único por lo que te tienes que preocupar es de hacerlo correctamente cuando estés allí.

Ya son las seis de la tarde y te metes a la ducha, te bañas y te refrescas. Ahhh!!! Como aquel anuncio de "Rexona", (tan bueno y refrescante!), te secas y vas hacia el closet, te tiras las telas porque ya estas harto de lucir como un pordiosero toda la semana, te perfumas te pones como un muñeco de "Disney". Esperas por tu pareja y te aventuras a buscar un restaurante. Esta noche buscas ese sitio especial, tal vez fue el que te recomendaron, o tal vez fue aquel que leiste en la reseña del periodico mientras te sentabas encima de tu estatua de porcelana blanca esta misma mañana.

Finalmente llegas al valet parking y con esta única cara de Steve Austin entregas tus llaves al muchacho del valet, le agarras la mano a tu pareja y comienzas a subir las escaleras hacia el restaurant, con la frente en alto y con el pecho mas inflao' que una paloma, pareces como si te fuera a recibir la Reina Isabel. Finalmente te abren la puerta y te das cuenta que no fuiste el único ser brillante que se le antojó venir a este restaurant. Miras a tu alrededor y está lleno de familias sentadas esperando por una mesa. Rápidamente piensas: «Qué jodienda! con el hambre que yo tengo!» Pero nada, te quedas ahí parao' como un soldado, poniendo cara de VIP, pacientemente hasta que llegue la hostess. Te pones a mirar el Blackberry por eso de que te vean como tipo importante y ocupado.

Al fin llega la hostess: «Buenas noches, cuantos son?», sin sonrisa, porque si quieres sonrisa te cobran y encima te cobran el IVU ! Así que uno simplemente dice: «Dos!» «Síganme por aquí». Woo-hoo, estamos de suerte! Le pasamos por encima a medio mundo que estaba esperando. Eso es lo bueno de no andar ni con nenes ni con la suegra. Entramos por el salón principal y ahí está todo el mundo mirándote. Te examinan de arriba a abajo, pasándote inspección. Finalmente cruzamos al otro extremo del restaurant y ahí nos llevaron a la peor mesa que pudieron encontrar, la que hace esquina con la puerta de la cocina y cerquitita del baño de las mujeres. Y que no se te ocurra preguntar si hay otra porque te mandan a freír esparragos, el sitio esta lleno hasta las tetas y te vas a tener que quedar ahí mismo sentadito. En ese momento te comienza la ansiedad y las ganas de largarte a un chichorro a pedir una alcapurria bien grasosa y a comer parao, feliz de la vida.

Llega el mesero y sin ningún tipo de contacto visual te dice: « ¿Buenas noches, qué desean tomar? Y me pregunto a mí mismo cómo carajo voy a saber si me acabas de dar el menú ! Yo no se si a ustedes les pasa pero a mí sí: te envían el mesero que habla bien bajito y como una maquinilla, especialmente si le preguntas que cerveza tiene. El tipo comienza: « Tengo Medalla Bud^#*, !@##$$%, zzzzzzzzzzz, rapidito, como si fuera una competencia de velocidad o se fuera a acabar el mundo ! Casi siempre terminas ordenando la única que entendiste. Regresa el mesero con los tragos que pediste, que por lo regular invierten la orden y termina uno intercambiando los vasos, pero bueno, eso no es nada, no es nada comparado a la "pastelera" que está sentada justo detrás tuyo con el grupo de quince personas celebrándole el cumpleaños a no se quién. Ahí sí te jodiste porque ella ya está en el séptimo whisky con hielo y le entró el guille de comediante. Y es que hay seres humanos que tienen unos timbre de voz bien desagradables y la pastelera es una de ellas, o peor aún, es que no se calla! Ahora el de la mesa del lado cogió el teléfono y parece que le está hablando a su madre que es sorda, coño, que duro habla el tipo!

Al mismo momento mi compañera me señala a una chica que está de espalda con una blusa amarillo pollito y unos mahones bien apretaos que se le ve la raja del culo, ja!, que espectáculo!! Mi mesa tiene vista al Gran Cañón del Colorado!.

Pero aquí estamos y parece que sigo limpiando karma de todas las fechorías que habré hecho en otra vida, que «afortunado» soy!

Finalmente llegan los platos y comenzamos a comer aunque todavía estoy pensando en los jodios bacalaítos! Trato de finalmente comenzar a disfrutar mi comida cuando arranca un condenao' nene a llorar a to' pulmón. Pero me cago en la p*^% que me parió! ¿Qué es esto, el circo del payaso Pilín? Lo peor de todo es que los progenitores actúan como si no pasara nada.

Les voy a decir algo; nosotros los latinos nos llevamos el galardón de tener los nenes más realengos en la mesa. !Qué mala costumbre!

Finalmente es hora de pedir la cuenta. Esto es lo mas rápido que llega, como siempre! Al mirar la cuenta me recuerda a una planilla de contribución sobre ingresos: un tax pa' los vagos, un tax pa' Santini y otro pa' Fortuno, y que viva el mantengo!

Sí señores, el comer es un placer y no quiero sonar del todo negativo. Todo tiene que ver con la luz con que lo mires, porque ésta puede ser tanto una experiencia positiva como una negativa, así que mi mensaje a todos es: !Buen provecho y que lo disfruten!


© 2010 Mauricio Jimenez

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